domingo, 19 de diciembre de 2010

SIETE EN ALMA

Hay enfermedades.
Hay muchas enfermedades...

Las que más nos asustan, suelen ser las que amenazan nuestra vida, y las que tienen que ver con las emociones/raciocinio (para mi, más grave que ninguna).

Hoy desperté contando los dedos de mis manos... estaban todos.
Miré hacia mis pies y tomé conciencia de cada parte de mi cuerpo, de mi piel, del calor que desprendía el simple trabajo de seguir respirando, de vivir...

Me di cuenta, que estaba entera.
Me dirigí al espejo y me contemplé sin compasión alguna, estudiando mi rostro, y desafiando mis propios ojos mientras los miraba fijamente para leer en ellos.

Sentirse pesado cuando uno está vacío, o sentirse ligero cuando se está pleno, es una incongruencia más de lo humano. De esa enfermedad que tanto nos asusta: SENTIR.

Hoy, que me siento esperanzada, y que lo que ayer era montaña para mis piernas incapaces, ahora sólo me parece un mirador para mis alas que saben el camino, tengo la necesidad de ir mucho más lejos.

No hay espacio que se me quede pequeño, porque el primer espacio soy yo, pues en mi y en cada uno de nosotros está la posibilidad de alterar "el orden" impuesto.
Pero sí se me queda pequeño este círculo que marca mi cuerpo, este tiempo desordenado que hemos tratado de meter dentro de una esfera con números, dentro de un ciclo de soles y lunas que sólo nos dan conciencia de imposibilidad... Es el mismo sentido que poner riendas al caballo, o engordar al puerco y tenerlo contento con bellotas mientras afilamos el cuchillo... así, vamos siendo cercados por el perro hacia el vallado, donde nos aseguran que no nos morderá el lobo, pero, ¿acaso nos aseguran no hacer matanzas con nosotros?

Desde que no miro la hora en mi reloj, desde que no cuento los días, desde que no hago todo lo que se supone que debería hacer para ordenarme... TENGO MÁS CONCIENCIA DE LO QUE SOY.

Sin embargo, todavía falta... tanto, como capacidades anuladas en nuestro cerebro que debemos reconectar para conquistarnos y reconquistarnos...

Me falta estar a tu lado.
Me falta, secar tus lágrimas, con mis manos, con mi cuerpo, con mis ropas, con mi lengua...
Me falta, quitarme las plumas y hacerte una capa impermeable de "dolores", mientras sigues el proceso.
Me falta, invitarte a volar conmigo.
Me falta arrancarte las rutinas por cada costado, borrar el clavo y las cruces que te someten a adoraciones de mentiras y de esta sociedad meretriz de Babilonia apocalíptica del individuo.

La fortaleza de la verdad, de la razón, teniendo el amor y la integridad como guías, son  los máximos enemigos superiores para el imperio del poder, por tanto, tenemos las armas para ganar. SÓLO DEBEMOS CREER.
Al final, nuestras debilidades nos traicionan, nos dejamos vencer y vender a regalos podridos y apestosos que no son más que las sobras de una materialismo que nunca será nuestro (la peladura del fruto impregnada de pesticidas...).
NO QUEREMOS ENVENENARNOS, así pues, porqué vamos hacia la muerte en lugar de ir a favor del antídoto para hallar vida.

Imagina, que en este camino solitario, en lugar de hundirte en la miseria de la agonía, o en lugar de terminar siendo un soldado más, te conviertes en otro "mesías", sin necesidad de parábolas y sin necesidad de transformaciones de una Trinidad que pierde el sentido cuando se entierra bajo los "siete" candados.

lunes, 13 de diciembre de 2010

MEMORIAS DE MI ALMA PUTA

No me vendo.

No vendo mis ideas,
ni mi mente.

Mi ser,
aunque se le ponga un precio,
no está en venta.

Rozad la pierna,
magread la piel que me recubre,
pero sabed,
que yo,
no me vendo.

Sentid! el calor de mi sangre,
mirad! mis ojos profundos,
intentad! leer mis labios,
pero después de eso,
y después de rodear mis muslos
de billetes,
SABED...

Mi ser,
aunque se le ponga precio,
no está en venta.

Sin embargo,
noto como se prostituye
continuamente mi persona,
porque este mundo
así me obliga.

Hoy,
me siento flor
cuando le veo mariposa.
Y me siento con alas
cuando tiende sus pétalos.

Hoy, me siento suya más que nunca.
Hoy, que tiene sed y yo soy agua.
Hoy, que tengo hambre,
y sus dedos
sé, que acarician mis labios
de tal modo
que saboreo las esencias
que introduce en mi cuerpo.

Él sabe,
que soy la nieve que cae
sobre la colina olvidada.

Él sabe,
que soy el suspiro del llanto,
y el silencio de la noche.

Él, lo sabe todo de mi.
Él, lo sabe,
porque él soy yo,
porque yo,
soy él.

Él, que es la colina sobre
la que yace mi fuente.
Él, que es la lágrima de mi deseo.
Él, que es la noche de mi descanso.

Pero él,
que lo sabe todo,
es la mariposa que vuela alto,
mientras yo,
como una rosa,
retengo mis pétalos,
para que no caigan
y los robe el viento
antes de que venga
a hacerme suya.

Pero yo,
desde otra orilla,
le susurro al viento
mis poemas,
para que la brisa
le acaricie diciendo mi nombre.

Impregno de canciones
mis necesidades.
Y espero,
de la dulce miel de su boca,
hilvane una distancia ilusoria.

No hay nada
que pueda comprarnos,
no hay nada deje vendernos,
y sólo el amor,
es nuestra moneda de cambio.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Nuestro paraíso interior.

Os aconsejo poner esta música, relajarnos, y comenzar a leer...


http://www.youtube.com/watch?v=ZKjohpCZ-co



No me gusta decir adiós, aunque sepa que mañana volveré a ver a ese/a amigo/a o familiar de quien me despido. Pero tengo manía a la separación y siempre me cuesta terminar con una palabra o con una mirada cuando tenemos tanto que ofrecernos mientras se nos escapa en cada segundo una parte de la vida. Me agobia no tener más tiempo para dedicar.

A veces puedo perder mi mirada en un vacío que se expande por un lugar que pocos pueden ver, puedo escuchar varias conversaciones a la vez, y al mismo tiempo pensar en mis cosas. Puedo soñar despierta con el mismo ímpetu con el que lo hacía cuando tenía 4 años, porque siento, que aquella niña nunca me abandonó.


No soy un soldado, aunque antes de traspasar "mi puerta" haya que abrirla con ganas y decisión.
Tampoco soy ningún misterio, solo una simple mujer que busca continuamente un regazo donde descansar. Pero los espacios se quedan pequeños, y siento, como el viento no deja de danzar a mi alrededor para convertirme en una traviesa ninfa que decide bailar como una hoja de otoño.

He llorado muchísimas más veces de alegría y amor que no de pena, pero las veces que lloré de pena, se hizo una herida tan inmensa en mi, que han quedado cicatrices tan grandes como los torrentes más tortuosos y los abismos más imposibles que podamos hallar en la Tierra. A través de esas heridas, han caído las cascadas más hermosas de mi cuerpo reflejadas dentro y fuera de mi piel, y de los aprendizajes más duros he conseguido caminar fuerte con el latir vivo de mi corazón, que agradece cada día, seguir latiendo con fuerza y pasión.

Por cada amanecer, tengo como mínimo un sólo motivo para sonreír, ESTAR  VIVA, y otro, para reír hasta quedarme sin aliento, Y ES QUE MI MAYOR BELLEZA ES COMPARTIR...

Creo en la vida, creo en el amor, creo... y sin esta fe, mi vida, no tendría demasiado sentido, porque mi existencia tiene un motivo, y encontrarlo no me ha resultado demasiado difícil, aunque reconozco que a veces, me resulta complicado ir con cierta desnudez cuando nieva en las montañas.

Una vez me preguntaron (en este mismo blog), que si yo era un ángel. Debo decir que según el concepto que tiene la humanidad de ángel, pues no, no lo soy, soy una mortal como cualquier otro mortal, con un REGALO y PRÉSTAMO.

Nuestro regalo, la vida, nuestro préstamo, el cuerpo, que aunque creamos que nos pertenece, sabemos que es una osadía maltratar este envase que nos envuelve (por tanto, no nos pertenece).

Somos un espacio enorme, y entre célula y célula, habitan miles de esencias que constantemente nos recuerdan quienes somos, pero, no tenemos el don de la escucha, y eso nos pierde.

Me apena, toda gente que llegua al final de este paseo, y en su lecho de muerte descubre todas las cosas que le quedaron pendientes.
¿Porqué será que en ese momento, es cuando nos damos cuenta que lo más importante de todo, es no enfadarse, empatizar, amar y decir te quiero, comprender de un modo sencillo qué somos... para dejarnos llevar hacía otro camino?¿Porqué se nos olvidan tantas cosas con el paso de lo años, y al final de nuestra vida, parecemos recuperar la visión?¿Qué pasaría si despertamos antes y durante nuestro recorrido?

Tenemos tanto trabajo pendiente, si queremos ser mejores, un mundo mejor y un gran cambio...

Me alegra haberte  conocido, me alegra que me estés leyendo, me alegra estar a tu lado, me alegra... SOMOS UNA ENERGÍA TAN GRANDE, QUE SIENTO QUE ESTAS AHÍ, siempre.

PD: Para Esther. En busca de mi niño interior.