domingo, 3 de abril de 2011

A esos amigos.

Creo que pocos son conscientes de cómo se puede ser capaz de arrancar a alguien,con un sólo gesto, la esperanza de seguir luchando. Yo, soy tan sensible, que muchos gestos me han dañado tanto, que han agujerado mis entrañas, y he debido rehacerme para volver a desplegar las alas remendadas.
O de cómo podemos llegar a ser capaces de devolverle la vida con algo de bondad y desnudez a la pureza, a la persona cuya fe fue diezmada. También me ha ocurrido que alguien, alzó su mirada hacia mi, y con mimo, pensó, que podría ejercer de trampolín y prestar su cuerpo al ave que quiso aprender a volar y se estampó contra el suelo. 

No voy a hablar ni de esperanzas ni de encuentros, tampoco de salvadores de almas, que también los hay.
No voy a hablar de ángeles ni demonios, porque es posible que me cueste distinguir lo que creo que forma parte de una misma cosa, porque sólo el miedo es la puerta defectuosa que tiende a separar "lo bueno de lo malo", pero, aniquilado ese miedo con amor, recuperamos la esencia y contactamos con aquel niño que fuimos y nunca nos abandona.
Así mismo, la vida y la muerte es ese encuentro que distinguimos matemáticamente desde lo físico, a pesar de que también (al menos desde mi óptica) vida y muerte conviven en las rutinas de cada uno de nosotros siendo una misma cosa.

No es secreto, porque tampoco lo escondo, la inadaptación a este mundo que voy cargando, y cómo busco el refugio del ermitaño, y la madriguera de una zorra recién parida.
Y aún así, en mis escondites penetran las esencias de la vida,  esas que nadie con un mínimo de sensibilidad puede evitar: donde existe el aroma del almendro en flor penetrando los sentidos, y la esencia de la tierra mojada anunciando las primeras lluvias, el sabor de la hoja verde y el pétalo caído, la sentencia de una nube... 
En la madriguera, recibí el aliento del recién nacido, y en la cueva del ermitaño, recibí la meditación del amigo.
Hoy, que tengo más latidos que palabras, quería hacer un resumen de cómo el viento es capaz de mecer, hasta las hojas más internas de las ramas, y cómo es posible danzar como una ninfa, a pesar de no ser ni la más bella ni la más grande. (Tengo amigos viento que me dice: "eres").

El calado de la brisa entra los huesos tatuándonos, las ausencias se borran con abrazos, los abrigos de pieles vivas se funden en los encuentros, las miradas que no se pierden en la memoria ni en el camino... ASÍ SON MIS AMIGOS, ASÍ, ASÍ SON MIS AMIGOS!!

No deseo tener una agenda apretada, sólo apretarme a los sentimientos.
Mi mayor riqueza, anida en cada rincón de mis venas, y asumen los caminos que recorren mis pies, que cada calle lleva el nombre de alguien a quien quiero.
Asumo como derrotas, que a pesar de querer, no siempre se hacerlo; y asumo los vacíos internos, como estancias a las que no dejo ni la mínima posibilidad de que alguien pueda tan siquiera llamar, pero los amigos, los buenos amigos, entran a pesar de los pesares, saltan las vayas y vencen la oscuridad que provocan mis aislamientos, y besan la locura que me invade, en esos días en los que pensar resulta imposible, porque el sentir se ha llevado la razón.

Esos amigos... esos amigos que aguantan el látigo de una mala lengua, y secan la lágrima que cae hasta los pies, con sus labios.

A esos amigos, que ellos se saben, GRACIAS.