domingo, 28 de agosto de 2011

CAMINANDO



Querido amigo,

Hay un cúmulo de silencios de gente, personas a las que uno quiere, que se arrodillan frente a mi. A penas me he puesto en pie, y sé, que cada vez que tiendo la mano, pierdo el equilibrio, caigo, y luego me cuesta horrores levantarme del fango sin ningún punto de apoyo. He gastado muchas energías guardando la calma en este cementerio de palabras.
Y esos silencios, me llegan como pequeños desgarros de tiempo vacío, en el que recuerdo cómo cosimos banderas de abrazos para sombrear por encima de las penumbras, y parece, que con el mal tiempo todo vuelve, y nos preparamos para un invierno con soles bastardos.

Hago penitencia, será que he sido mala, un diablo disfrazado de mujer y de deseos, la serpiente amiga enredada en un cuello regalando aliento-flujo-y piel, o la mordida de una cobra a la manzana de blancanieves.

Ahora, voy caminando a la deriva, como abandonada a mi suerte, y dejando gotas de sangre y sudor mientras recorro un safari, a pie y sin destino. Grité tanto cuando aquel "Jeep" me aparcó en una orilla, grité sin descanso como si hubiera sido enterrada viva, y arañé mis cuerdas vocales, pero aquel todoterreno dio gas, y lo vi marchar para hacer ruta.

Las noches, cuando estás perdido, siempre son frías, da igual que sea verano.
Las noches, cuando estás en soledad, siempre son sonoras amarguras con cantos de lobos escondidos en el bosque, y da igual si estás en el desierto.

Los días, son inmensamente largos, mientras las noches, se descalzan para pisarnos por encima y terminar de moler lo que queda de nosotros. Así, en los nuevos amaneceres, nunca estamos descansados, pero abrimos el armario con impaciencia, y buscamos entre las perchas la sonrisa que mejor encaje con el día nuevo: tallaje, color y forma son importantes (y así funcionamos, porque no es lo mismo una sonrisa al gritar un "viva los novios" que una sonrisa cuando le dices a la vecina "que guapa se ha puesto su niña, a su chico lo vi el otro día y ni lo reconocí")
Vestimos de normalidad, de moralidad, y de alegría todos los días, y los días, al final, sólo son perfectos si logramos ser nosotros mismos, porque, no se trata de vender nuestras miserias, pero tampoco recluirnos en un personaje inexistente, porque ¿alguien alguna vez supo lo que era la perfección?.


Todavía existe tanto tabú al hablar de la muerte, como cuando se habla de sexo y orgías (todo es pecaminoso si no aludimos a bellezas vendidas, a gatas salvajes disfrazadas de lazos rosas y ternura infinita). Ya lo escribí hace tiempo, y el otro día, lo recordaba en una tertulia un tanto especial (hablaba metafóricamente de mi tumba): Decía, que si naciera por cada silencio y por cada secreto una flor sobre mi tumba, mi tumba no tendría lápida sino jardín.

Apuesto, pensando en jardines, que así, este sería un buen lema para continuar el camino...

1 comentario:

Ana dijo...

Magnífico.... cuánta verdad encierra este escrito en forma de carta, el silencio no buscado, mata, hiela y seguimos pintándonos la sonrisa de carmín, abrazando el secreto de un sueño con piel, que se quedó allí en ese camino en forma de jardín

Un beso muy grande, pero mucho

Ana