miércoles, 21 de diciembre de 2011

La huida



Hoy un único verso alumbra esta noche de ausencias y luna mordida.
Pero como los mejores versos no son los que se escriben sino los que danzan silenciosos entre el aire, dejo que desde mi retina se quede grabada la estela que iluminaría la mejor de las poesías. Sólo quien sepa leer una mirada, sabrá que hay algo escrito en cada milímetro de ella.

Busco sedienta de sonrisas, y me amparo de buena gana en aquella naturaleza que pareciera muerta y revive en mis manos milagrosamente entre la tinta y un papel. En otras ocasiones no tengo tanta suerte y, ya llena de cansancio, me pierdo en las mayores banalidades, mientras un sólo deseo revolotea la esfera que me permite respirar: ¿ilusión?

Es tan maravillosa la vida y a la vez tan cambiante ante días de rutina que parecen no pasar, que uno se pregunta "¿cómo acceder a ese paraíso que es sólo nuestro y de/para nosotros?"

Es tan dulce el silencio de una noche tranquila y tan hiriente la eternidad de una palabra callada. Es tan grato amar y tan fácil acostumbrarse a ser amado. Es tan complicado despojarnos de todo ese abusivo peso que de nada nos sirve y pasar página así como pasan las estaciones y con ellas los años... que terminar enloquecida entre letras que susurran al oído, sería un final demasiado romántico para ser real, por eso ni espero que ocurra.

Cuando la luna está mordida, intentamos rellenarla con los sueños que nos cuelgan, que son tantos, y seguimos contando los días, aquellos que nunca nos serán suficientes.

De la vida y la "no" vida, el único miedo que deberíamos tener es no haber dicho tantas veces "te quiero" como necesitamos hacerlo, y sobretodo, no haber dado la oportunidad de que nos lo digan.

Por eso, tiemblo como no había temblado nunca, creo que voy perdiendo facultades ¿será el motivo, que en esta noche de ausencias la luna está mordida y a ella se fue mi corazón?

viernes, 18 de noviembre de 2011

Un deseo


Ninguna tormenta se espera a pesar de ver el cielo muy negro, por eso dicen que vivir es un desafío (yo digo que esto, sólo nos ocurre a los humanos).

Lo mejor es hacer apuestas por la vida y, en ella, vivir.

Yo no me calzo zapatos en los días de lluvia, ¿cómo podrían, sino, explicar mis pies, el sabor que tiene la lluvia sobre el asfalto o sobre un trozo de campo? Tan extravagantemente vivo la vida, que por sentir, se derrumban las dos columnas que sostienen la gran entrada que lleva a mi.

Desafiar los principios básicos de cómo deben ser las cosas, es más o menos fácil,  pero aún, no sé cómo desafiar cuando soy yo la que sin hacer señales de humo, resbala lágrimas por dentro. Y hoy, ciertamente, que no tengo ganas de hacer el más mínimo esfuerzo, resbalo.

Ayer, intentaba reconducirme al volante del coche y pensaba, que apagar la intensidad de las cosas sobre cualquier banalidad efímera, no es una solución permanente. Y hoy, ciertamente, que no tengo ganas de hacer el más mínimo esfuerzo, lo compruebo.

Huele a tabaco aunque pisemos la colilla.
Huele al último trago, a la última copa en la que dentro dibujé su nombre. Huele al trote y al galope de un tiempo tajante.
Huelo a todos los pasos que di, y a todos los caminos que han sido mi plataforma, pero daría cientos de días de mi vida por volver, por recuperar un sólo minuto del ayer.
Siempre he sido tan boba, que he pensado en mis mayores agonías, que podría incluso resucitar a los muertos.

Y despierto del éxtasis y salgo de ese escondite al que me lleva la luna. Y ya no quiero oler a nada, ser aséptica dentro y fuera de este segundo eterno que me ha tocado vivir.

Duelo tanto que a veces incluso puedo escuchar la carcajada del sol en una noche con amanecer directo (¿dónde se irán los sueños en todas esas camas despiertas, en todas esas sábanas usadas de pañuelo, en ese mundo al revés donde se comienza a vivir cuando se está llegando al final?)

Sólo tengo un deseo: volver a nacer dentro de ti, ser una célula de tu sangre, cosquillearte, abrazarte, respirar-te cuando no tengas fuerzas, darte el calor que el frío te roba, y sobretodo, no enamorarme de nada en concreto y seguir siendo la misma adúltera que se enamora de todo. Así, somos los excéntricos, alta montaña elevada y alzada al horizonte, con despeñadero interno en el que nos vamos desmoronando invisiblemente por la brisa de un copo de nieve.

Así, soy yo.

lunes, 24 de octubre de 2011

El recuerdo de Martín en "Colga2"


Un fado lento que dice "ai vida", impregnando los pedazos que quedan de mi entre piel y piel, no sé si es la mejor de las opciones para levantarse de nuevo y seguir.

Si todavía Martín estuviera a mi lado, me hubiera cogido de las manos para ponerme en pie y apoyar mi cabeza sobre su pecho: tenía un latido perfecto, como perfecto era el corte de sus uñas, como perfecto el sonido de su sonrisa, como perfecto era el amor que yo sentía, tan perfecto que vuelve a darme miedo pensarlo, por si también me roban mi capacidad para recordar lo bueno y lo malo de todo aquello.

El porqué, no lo sé, pero sí es verdad que hay días en los que sonríes más que otros, en los que disimulas más que otros, en los que lloras más que otros. 
El porqué, no lo sé, pero he odiado tantas veces esta vida, este dolor que me convierte en un débil susurro de mujer envenenada por un amor sin pretensiones ni disposiciones.
Y a Martín, "el amor y el hombre", también, también lo estuve odiando mucho tiempo, porque aunque yo sabía de todas sus mentiras, dejaban de importarme cuando me besaba.
Ahora, que ya no tengo ni besos ni mentiras, estoy totalmente paralizada entre fados, recuerdos y copas de licor, con esta quietud tratando de encontrar en mi y para mi, el amor que no tuve de otros (lo más coherente, tal vez, para empezar de nuevo, para empezar bien será quererme más que a nadie, y no querer a nadie más que a mi, pero eso es lo que me dice mi coherencia social, mi corazón sigue siendo una república).

Éste podría ser un buen comienzo para empezar mi sesión de Alcohólicos anónimos:
- "Lo amaba. Lo amé y lo amo. Me mentía, y yo creí que cambiaría una y otra vez. Y lo esperé cada noche a deshoras. Y dejé de utilizar mi perfume para ponerme el suyo y seguir oliéndole en sus días de ausencia. Y seguí, en los momentos especiales, preparando el cava o el vino para brindar  a su llegada, por nosotros, y al final, siempre se convertía en borracheras solitarias de alcohol y llanto".


Lucía me dijo que ella se enamoró de un hombre en París, y que tampoco lo ha olvidado, me  sorprendió su historia y mucho más que le hubiera pasado a ella, tan guapa, tan segura, tan inteligente, "tan tanto". Pero ya me dijo, "Lola, tú sabes que a veces, las montañas no son  roca dura, sino acumulación de granos de arena que al primer soplo se tumban".
Su historia parecía la de una trágica película, la típica historia que tocaría empezar muy bien, que por un momento se pone "fea", pero siempre tiene ese final feliz (el que aún, Lucía, sigue buscando; el que aún, a Lucía, no le ha llegado).

Y yo le pregunté que porqué nos pasa esto, porqué nos tenemos que "colgar" de todos los mamarrachos que tienen un máster en provocar soledad e inseguridad: "Cariño, no son ellos, somos nosotras que nos vestimos de cebo, y al final somos cebo, gancho y presa".


Le dije a Lucía: "definitivamente, ya he dejado de pensar que el amor me haya tratado mal, creo sencillamente que no me ha tratado nunca".

(De la novela inédita "Colga2" - Mayte Albores)
Todos los derechos reservados en el Registro de la Propiedad Intelectual




lunes, 3 de octubre de 2011

Apuntes sobre 'Prosa a un poeta' (Mayte Albores)

"Mi muerte más dulce sería caer sobre su voz y verso.
Sé de memoria cómo el sonido de su boca surca mis venas, dilatando aún más que el latido, y con la forma del torrente que encoge el espacio de mi cuerpo..." (Prosa a un poeta - Mayte Albores)
"Llena de nostalgia la luna se encoge como yo, en esta larga noche donde los recuerdos estaban tan vacíos como mis manos.
La belleza se astilla paso a paso para clavarse en el espacio de mi frente, que sangra las espinas de una corona que no elegí.
¿Y QUE HAGO YO CON ESTA VIDA QUE SE ME OFRECE?
Con esta vida que se me ofrece, y a la que escribo desde el infierno de una razón, que nunca estuvo en manos la humanidad..."
(Prosa a un poeta - Mayte Albores)
 
 

domingo, 28 de agosto de 2011

CAMINANDO



Querido amigo,

Hay un cúmulo de silencios de gente, personas a las que uno quiere, que se arrodillan frente a mi. A penas me he puesto en pie, y sé, que cada vez que tiendo la mano, pierdo el equilibrio, caigo, y luego me cuesta horrores levantarme del fango sin ningún punto de apoyo. He gastado muchas energías guardando la calma en este cementerio de palabras.
Y esos silencios, me llegan como pequeños desgarros de tiempo vacío, en el que recuerdo cómo cosimos banderas de abrazos para sombrear por encima de las penumbras, y parece, que con el mal tiempo todo vuelve, y nos preparamos para un invierno con soles bastardos.

Hago penitencia, será que he sido mala, un diablo disfrazado de mujer y de deseos, la serpiente amiga enredada en un cuello regalando aliento-flujo-y piel, o la mordida de una cobra a la manzana de blancanieves.

Ahora, voy caminando a la deriva, como abandonada a mi suerte, y dejando gotas de sangre y sudor mientras recorro un safari, a pie y sin destino. Grité tanto cuando aquel "Jeep" me aparcó en una orilla, grité sin descanso como si hubiera sido enterrada viva, y arañé mis cuerdas vocales, pero aquel todoterreno dio gas, y lo vi marchar para hacer ruta.

Las noches, cuando estás perdido, siempre son frías, da igual que sea verano.
Las noches, cuando estás en soledad, siempre son sonoras amarguras con cantos de lobos escondidos en el bosque, y da igual si estás en el desierto.

Los días, son inmensamente largos, mientras las noches, se descalzan para pisarnos por encima y terminar de moler lo que queda de nosotros. Así, en los nuevos amaneceres, nunca estamos descansados, pero abrimos el armario con impaciencia, y buscamos entre las perchas la sonrisa que mejor encaje con el día nuevo: tallaje, color y forma son importantes (y así funcionamos, porque no es lo mismo una sonrisa al gritar un "viva los novios" que una sonrisa cuando le dices a la vecina "que guapa se ha puesto su niña, a su chico lo vi el otro día y ni lo reconocí")
Vestimos de normalidad, de moralidad, y de alegría todos los días, y los días, al final, sólo son perfectos si logramos ser nosotros mismos, porque, no se trata de vender nuestras miserias, pero tampoco recluirnos en un personaje inexistente, porque ¿alguien alguna vez supo lo que era la perfección?.


Todavía existe tanto tabú al hablar de la muerte, como cuando se habla de sexo y orgías (todo es pecaminoso si no aludimos a bellezas vendidas, a gatas salvajes disfrazadas de lazos rosas y ternura infinita). Ya lo escribí hace tiempo, y el otro día, lo recordaba en una tertulia un tanto especial (hablaba metafóricamente de mi tumba): Decía, que si naciera por cada silencio y por cada secreto una flor sobre mi tumba, mi tumba no tendría lápida sino jardín.

Apuesto, pensando en jardines, que así, este sería un buen lema para continuar el camino...

martes, 26 de julio de 2011

ZARAGOZA VERSADA


Hoy pensaba...

Me he dado cuenta, que del mismo modo en que todos aquellos cuentos de niños comenzaban con un "Érase una vez", yo tengo mi particular forma de empezar todas las cosas diciendo "Hoy pensaba".
Es curioso que mi libro no comience así, será porque el día en que puse el título mis neuronas no debían haberse despertado (pasan demasiado tiempo hibernando).

Y es que, no siempre pensamos, tal vez, porque la gravedad estira demasiado de los pies, y los pies bastante tienen con sostener todo nuestro cuerpo y caminar, mientras la cabeza solo sigue un esquema social preconcebido.

Hoy, también pensaba en lo difícil que sería adulterar mis textos en esa parte tan palpable como "un pecho en revisión", siempre con esas pinceladas de nostalgia y recuerdos, de miedos confundidos con la esperanza, de marañas de sueños sin resolver por un insomnio ansioso de vivir.

No son buenos tiempos, dicen algunos.
Pero no son buenos tiempos para nadie, y para unos, siempre son menos buenos que para otros.

En unos días, vuelvo a la tierra que huele a verso iniciático y con solera; a cultura de amigo y constancia; a calles de risas y números impares para buscar "el par" en una mano que se tiende.
Si, esa tierra que me abrió las puertas de las nubes y bloqueó el cierzo con la complicidad de un abrazo: "MI" ZARAGOZA, donde desvirgué las vergüenzas y recogí toda la fuerza para presentar mi primer libro.

No sé si me llevaré maleta, si iré con mis libros o "Con la vida a cuestas" o me reencontraré con ella ("Con la vida a cuestas" cuando recite de nuevo con los ojos bien abiertos a la puesta de cada sol).

No sé si haré la maleta a penas una hora antes de marcharme, ¿acaso importa?, lo que más me gustaría sería ir con un bolso vacío, como el de Mary Poppins, para poder ser rellenado con los aromas de cada instante, así, a mi retorno y cuando me acechen los recuerdos del "ayer", poder sacar por orden y uno a uno, el aroma a "dulce de amigo", el instante "salado de emoción", el "abrazo, escudo antifríos", el verso de silencios y el sonido de las sonrisas unidas.

Desde el primer día, tengo una hendidura en una parte de mi interior, que necesita rellenarse con palabras y miradas de cerca. Y eso me hace pensar, que no hay tierras mágicas, ni lugares especiales, en realidad lo que uno anhela, son sus gentes, sus manos, la piel clamando sorpresas, las sorpresas sorprendidas por una rutina en el desguace... SÍ, ESTOY DECIDIDA: esta vez, iré sin equipaje, soñaré con ir ligera de materia, y volver aún más pesada, si cabe, de emociones.

domingo, 3 de abril de 2011

A esos amigos.

Creo que pocos son conscientes de cómo se puede ser capaz de arrancar a alguien,con un sólo gesto, la esperanza de seguir luchando. Yo, soy tan sensible, que muchos gestos me han dañado tanto, que han agujerado mis entrañas, y he debido rehacerme para volver a desplegar las alas remendadas.
O de cómo podemos llegar a ser capaces de devolverle la vida con algo de bondad y desnudez a la pureza, a la persona cuya fe fue diezmada. También me ha ocurrido que alguien, alzó su mirada hacia mi, y con mimo, pensó, que podría ejercer de trampolín y prestar su cuerpo al ave que quiso aprender a volar y se estampó contra el suelo. 

No voy a hablar ni de esperanzas ni de encuentros, tampoco de salvadores de almas, que también los hay.
No voy a hablar de ángeles ni demonios, porque es posible que me cueste distinguir lo que creo que forma parte de una misma cosa, porque sólo el miedo es la puerta defectuosa que tiende a separar "lo bueno de lo malo", pero, aniquilado ese miedo con amor, recuperamos la esencia y contactamos con aquel niño que fuimos y nunca nos abandona.
Así mismo, la vida y la muerte es ese encuentro que distinguimos matemáticamente desde lo físico, a pesar de que también (al menos desde mi óptica) vida y muerte conviven en las rutinas de cada uno de nosotros siendo una misma cosa.

No es secreto, porque tampoco lo escondo, la inadaptación a este mundo que voy cargando, y cómo busco el refugio del ermitaño, y la madriguera de una zorra recién parida.
Y aún así, en mis escondites penetran las esencias de la vida,  esas que nadie con un mínimo de sensibilidad puede evitar: donde existe el aroma del almendro en flor penetrando los sentidos, y la esencia de la tierra mojada anunciando las primeras lluvias, el sabor de la hoja verde y el pétalo caído, la sentencia de una nube... 
En la madriguera, recibí el aliento del recién nacido, y en la cueva del ermitaño, recibí la meditación del amigo.
Hoy, que tengo más latidos que palabras, quería hacer un resumen de cómo el viento es capaz de mecer, hasta las hojas más internas de las ramas, y cómo es posible danzar como una ninfa, a pesar de no ser ni la más bella ni la más grande. (Tengo amigos viento que me dice: "eres").

El calado de la brisa entra los huesos tatuándonos, las ausencias se borran con abrazos, los abrigos de pieles vivas se funden en los encuentros, las miradas que no se pierden en la memoria ni en el camino... ASÍ SON MIS AMIGOS, ASÍ, ASÍ SON MIS AMIGOS!!

No deseo tener una agenda apretada, sólo apretarme a los sentimientos.
Mi mayor riqueza, anida en cada rincón de mis venas, y asumen los caminos que recorren mis pies, que cada calle lleva el nombre de alguien a quien quiero.
Asumo como derrotas, que a pesar de querer, no siempre se hacerlo; y asumo los vacíos internos, como estancias a las que no dejo ni la mínima posibilidad de que alguien pueda tan siquiera llamar, pero los amigos, los buenos amigos, entran a pesar de los pesares, saltan las vayas y vencen la oscuridad que provocan mis aislamientos, y besan la locura que me invade, en esos días en los que pensar resulta imposible, porque el sentir se ha llevado la razón.

Esos amigos... esos amigos que aguantan el látigo de una mala lengua, y secan la lágrima que cae hasta los pies, con sus labios.

A esos amigos, que ellos se saben, GRACIAS.


miércoles, 2 de marzo de 2011

El pecado... ¿de Eva?...


Soy una mujer
que grita y desgarra.
Soy una enferma psicótica
que sangra las heridas.
Me levanto la falda
y me abro de piernas,
y cuando tengo cerca "al animal",
las cierro,
me río como el diablo,
y le escupo sin miedo un:
¡¡HOY,
DECIDO YO,
Y MAÑANA,
TAMBIÉN!!!

Que no me busques un botón,
ni me calientes la oreja,
con lametones corrosivos
que quieren fundirme el cerebro,
y desconocen cualquier delicadeza.

No soy un capricho,
no soy un objeto,
no soy un proyecto,
no soy...
más que una persona,
que nació siendo mujer,
en un mundo,
QUE PIENSA COJO!!!!

Un día leí una historia, en el libro 'Mal de llengües' (de Jesús Tusón), libro que recomiendo fervientemente para aquel que no lo haya leído (yo lo tengo en lengua catalana, y desconozco si existe la traducción a otros idiomas).
En él se narraba la historia de una mujer, a la que encontraron gritando desesperada en medio de la soledad absoluta de la calle, se abalanzaba sobre la gente estirándoles de las ropas, gritaba y lloraba gesticulando incansable... Así que avisaron a las autoridades, y la encerraron en un psiquiátrico.
Allí pasó toda su vida. Pero ya siendo anciana, un día, susurró algo, y uno de sus cuidadores adivinó lo que decía (él era hijo de inmigrantes y entendía el idioma de esta singular mujer, así que le preguntó...).
Entonces ella le contó, que estaba recién llegada a aquel país, que se encontraba perdida con su bebé de la mano, y que en medio del bullicio se lo arrancaron y robaron, y que que lo único que hizo, fue pedir ayuda, pero nadie la escuchó porque no sabía hablar el idioma por ser extranjera, y terminó encerrada en aquel manicomio... Lo que hubiera sido normal para cualquier madre, para ella, significó una etiqueta de "enferma", y su enfermedad fue ser extranjera y vulnerable en un mundo desconocido para ella Y QUE TAMBIÉN LA DESCONOCÍA.

Esto sólo es un ejemplo de lo que nos pasa en todos los ámbitos de la sociedad, y con todo aquello que desconocemos o no sabemos dar explicación, nos inventamos lo que nos da la gana, antes de QUERER COMPRENDER Y/O EMPATIZAR.
Por ejemplo, en siglos anteriores, a los enfermos de epilepsia se les consideraba endemoniados. También podían quemar a alguien por decir que la tierra era redonda, y ahora reírse de quien asegura que su pie pisa sobre "llano".
No sólo debemos fijarnos en los ojos que miran, sino el corazón que quiere ver. Y porqué mirar desde un ángulo, cuando las dimensiones de esta vida son incalculables...

Las verdades son medias tintas corrosivas, que sirven de látigo y algodón para el relleno de huecos.

¿OS DAIS CUENTA DE QUE NO TENEMOS VOLUNTAD COMO PARA ENTENDER A LAS PERSONAS?
Esto sólo es un ejemplo de lo que ocurre cada día en nuestras vidas.
Buscamos las diferencias en lugar de las similitudes, y tratamos de enseñar lo nuestro antes que alcanzar la voluntad de empatizar con lo nuevo, con lo externo, con lo otro... POCO MANDA EL SENTIMIENTO... lo peor es que nos creemos que actuamos con una supuesta razón, de la que aún estamos muy lejos tan siquiera de rozar.


Me asusta darme cuenta
que la hojarasca
es una frondosidad que no acuna,
y que sirve
de putrefacción para lo sombrío.

Me asusta
que la idiotez del hombre,
sea "la mano que mece la cuna"
de la sociedad.

Me asusta
ser un número.

Me asusta DARTE MIEDO.

Me asusta que seas el animal
que cree que mis piernas
piensan más que mi cabeza.

Me asusta que me mires incrédulo.

Me asusta que te creas demasiado listo.
Y me asusta que te des cuenta,
que no soy una ONG de tus errores,
aunque conozca el perdón.

Me asusta que tú también estés asustado.
Me asusta
ser la protagonista de tus intrigas,
cuando podría darte lo que quieres,
si me lo pides.

Me asusta
que me sientas tu enemiga,
cuando yo sólo quiero darte la mano,
y porqué no confesarte,
que tal vez,
en algún momento de mi vida,
también deseé poder tener la tuya...

Pero lo que más me asusta,
es que seguirás inalterable,
inundado por tu bruma,
por el rocío de tu ego,
por la escalera de tu experiencia,
y me asusta,
que tu seguridad sea el prisma
para que aún me sigas viendo,
como la alfombra
donde vomitar,
en tus días de borrachera
emocional...

lunes, 21 de febrero de 2011

CONFESIONES DE UNA DAMA DE PECADO


Por cada dolor que no es mío, me duele el doble.
Por cada alegría que comparto, también se hace más grande.

La ciudad más extendida no tiene laberintos ni bifurcaciones, que me pierdan, si lo hago de la mano de alguien que me acuna entre su cariño.
La ciudad más pequeña puede ser un mundo vacío y sin comunicaciones cuando estamos solos esperando una muerte lenta...


Debo confesar que he regresado a casa a medias, y que fuera de casa también me sentía a medias...
Esto, sólo quiere decir que mi residencia habita en las alturas, esas, que no se limitan con las fronteras de ninguna tierra.
Porque desde el cielo puedo observar que no hay horizontes posibles. Y es que la libertad no la marca un papel o un puñado de instancias en la mano, sino nuestro corazón.

Las miradas son mi lenguaje universal, la sonrisa mi mejor palabra, ¿y qué me importa el idioma ni el sonido de una voz? cuando amamos por encima de todo y queremos entendernos...
Pero qué complicado es, cuando alguien pone un candado al entendimiento, y qué doloroso cuando intentan restaurar a una persona haciéndole sentir un mueble viejo y en desuso, cuando uno mismo sabe, que sigue siendo la misma mesa de apoyo, la misma silla de descanso, el mismo libro que leer para quien mira a los ojos.
Pero quien ayer me amó, tal vez hoy me odie... y yo, nunca entenderé si realmente fue real todo lo que se vivió!! ¿será que no soy de este mundo?¿será que tengo una incapacidad para entender dónde están los límites y cómo puede existir esa visceralidad?

El respeto a las personas, es el pasaporte para el respeto hacia uno mismo, y aún así, debo confesar...

Debo confesar, que nunca supe todo esto, y que ninguna escuela me lo enseñó. Debo confesar que aprendí a "golpe y porrazo", pero también con la paciencia y el abrazo de quien me vio errar, y sin embargo, optó por no señalarme cuando quiso enseñarme cómo corre el río sin detenerse y cómo debo encauzar mis aguas.

Debo confesar tantas cosas, que seguramente tendré el pecado en mi boca hasta el día de mi muerte.
Y quiero seguir pecando en este mundo que me desespera, porque si mi pecado es desear más que un beso, si mi pecado es abrazar sin tener en cuenta al hombre o la mujer, porque busco a la persona, sin tener en cuenta al niño o al anciano, porque la edad sólo nos hace ser una diana para que nos escupan los dardos de las imposiciones sociales; así pues, ME CONFIESO PECADORA SIN REMEDIO, Y QUE ME ABRAN LAS PUERTAS DEL INFIERNO, porque asumo y mi opción es la de arder.

Si pudieseis ver mi corazón a ojos abiertos, os confesaré también, en esta borrachera de "puertas abiertas" que me invade hoy, que tengo un corazón bastante horrible: callos, cicatrices, remiendos, agujeros profundos como pozos de vacío, abismos infranqueables, arañazos, lágrimas cristalizadas que siguen pinchando, etc. PERO A SU VEZ, es un corazón fuerte que resiste, limpio al ofrecerse, y valiente cuando ningún portazo se interpone a su voluntad de seguir entregándose y amando a pesar de todo.

Me siento tan querida, tanto, que merece la pena seguir apostando POR LA HUMANIDAD, A LA QUE AMO, A LA QUE ADORO, aunque soy consciente que eso pueda llevarme a la ruina emocional cualquier día en que los astros no jueguen de mi parte.
Cuantas cosas tengo para confesar esta noche de borrachera profunda... cuántas cosas...

Después de una semana fuera de mi "hábitat", de este zoológico humano en el que nos movemos y al que llamamos "rutina", recuerdo las sensaciones que han llegado hasta mi de todos los que han compartido sutilezas intensas de la compañía mutua; así como las que me han confesado que yo misma desprendo.

No soy una niña. No, ya no lo soy.
Tampoco soy inocente, por eso se me caen las piedras de la mano ¿quién sería yo para lanzarlas...?
Tal vez, ignorante (eso sí lo soy, bastante ignorante, pero a la vez, orgullosa de reconocerlo como el único modo de ir borrándole letras a esta palabra que me consume).

Hace tiempo que he dejado de culparme por lo que ocurre a mi alrededor.
Del odio, la rabia y el sufrimiento.
Hace tiempo que he dejado de culparme... solo puedo decir; que
AMO POR ENCIMA DE LA RAZÓN

 "Y rueda, rueda la cabeza, porque hay cosas cariño mío, que no se piensan"
(Entre mis piernas, de "El sexo de boca en boca")

martes, 4 de enero de 2011

Por uno y por mil te quieros

http://www.youtube.com/watch?v=l5-WaEwrXak&feature=related



Nadie, que viva inmerso en la "normalidad" y en esta sociedad desbocada, que se altera con el vuelo de una mosca, entendería que un te quiero vale más que el aplauso de una multitud.

Que los éxitos son el camino bien hecho, y no sólo el reconocimiento de las heridas curadas.
Que el miedo no es por ganar o perder, sino por sentirse dentro del juego, a la vez que aprender a amar nuestro papel, que no está dictado por nada ajeno, sino por nosotros mismos. Lo que somos, se rodea con la infinidad de horizontes que te traen la calma de cualquier paisaje.

La verdadera comprensión que se busca, al final, sólo es el refugio de ser un ser social al que nadie quiere renunciar. Y el auxilio, quién sabe si viene de la mano desde fuera o desde dentro, porque, si nosotros no nos damos la respuesta, cómo podemos esperar exigirlas desde y hacia el exterior...

No sé las veces que una persona, yo misma, por poner un ejemplo, debe hacer la voltereta y marearse, golpearse, desequilibrarse, para que al sentirse tumbada boca arriba en el suelo, no tener la sensación de KO, sino la de descubrir que a pesar de estar arrastrado o elevado por encima de todas las cosas (físicamente hablando), el cielo nos sigue cubriendo del mismo modo, como un manto lleno de misterios que se presta a nosotros.

He permanecido tiempo dando esas volteretas (y sé, que en toda la vida que me queda por delante, sea mucha o poca, que dará lugar a más ¿"incidentes"? de contorsión mental). También he permanecido, otro mucho tiempo tumbada boca arriba, viendo cómo picoteaban los pájaros sobre mi, como me pisoteaban toda clase de bichos, cómo me escupían, pero, siempre, como referencia, he seguido teniendo el mismo manto cubriéndome, siempre he tenido el mismo cuerpo que no me abandonó, siempre he tenido... ojos ciegos, para poder hacer el esfuerzo de conciencia de inspeccionar todo lo que había dentro de mi.

Sí, debo reconocerme como la roca inmutable abandonada a su suerte, que según las circunstancias, se convierte en canto rodado, en grano de arena, o se fusiona siendo montaña... ¿no es maravillosa la vida cuando te reconstruyes de tantas maneras, que descubres que puedes llegar a ser cuántas cosas deseas?

Las sombras, las dudas, el llanto, podrían ser esa parte oscura que penetra en nosotros, para depurar de vez en cuando, las rutinas y la dejadez en las que nos envolvemos...

Hace unos días, mi hijo, me dio un beso en la cara. Yo había llorado.
Entonces, me dijo, "mamá, sabes a playa", yo lo miré, y le sonreí abrazándolo.

Debieron pasar varios días, para que con la música de unos anuncios de la tele, el pequeñajo, comenzase a bailar. Yo, de manera "innata" lo miraba con orgullo y sonriendo, como su mayor fan y la más entregada espectadora.
Entonces, me dijo, "mamá, has crecido", yo lo miré sorprendida por las cosas que a veces me dice, y me puse a reír a carcajadas, y le dije, "sí, tengo la risa más grande y el corazón más fuerte". Lo agarré entre carcajadas, y le dije, -¿cómo sabes tanto "bicharraco"?¿eres un ángel o qué?-, y me dijo -claro, mami, como tú-.
No puedo describir el vuelco que me dio el corazón, ni la manera en que lo pude mirar, pero él, con sus dientes blancos y sus ojazos fijos en mi, me cogió con sus dos pequeñas manos, una a cada lado de mi cara, (algo que suele hacer mucho, para captar la atención de quien desea tener, y dando siempre la misma sensación de paz y calma), y al juntar su frente contra la mía, entonces, me dijo: "YO TE QUIERO, MAMI, CON TODO MI CORAZÓN"

El sentido de la vida, se recobra, y alcanza su máxima expresión, cuando suceden milagros como estos...