lunes, 4 de mayo de 2009

Cuatro de Mayo de 1914

Querido abuelo, yo sé, que eres un hombre inteligente, porque me lo demuestras cada día.
Yo sé que recuerdas muchos momentos malos, pero, tienes la gran suerte de tenernos cerca, de tener a tus hijos (los que te quedan), de tener a tus nietos y de haber conocido a tu tercera generación.
También sé, que a veces, tienes miedo, porque no sabes cual será el día... pero, ya nos dijiste, que tienes ganas de descansar a su lado, al lado de ella... mi abuela, tu esposa desde 1943, una madre increible cuyo amor recuerdo y recordará toda la vida.
Fue duro decirle adios (recuerdo cuando celebramos vuestras bodas de oro).
Lo pasamos todos muy mal con su contínuo deterioro, y, aunque suene duro, después de aquella terrible enfermedad, todos deseábamos que dejara de sufrir, pero cuando se fué, todos los rincones estaban vacios, todos los espacios eran grandes, y su ausencia rebotaba en nuestro corazón.
Nunca superó la pérdida de su hija. ¡Abuelita, yo aún te sigo llorando!
Tú, tampoco lo has superado, pero, tu espalda aún puede con mucha carga...

Cuanto te admiro!!!!
Me hablas de tantas cosas... hablamos y debatimos como dos jóvenes universitarios.
Me encanta tu memoria, a ti, no te hace falta escribir las cosas, no tuviste estas modernidades, y cultivaste la capacidad de procesar y almacenar cuanta información viniera. Todas las fechas las recuerdas, todo te interesa como si tuvieras 20 años...
No te gusta recordar la guerra, pero aún así, me hablas de ella... cuanto vieron tus ojos... cuantas lágrimas he visto brotar de ellos mientras me contabas!
Gracias, porque esta maravilla de poder escucharte la recordaré para siempre.

Te diría mil cosas, pero, ¿sabes una cosa?, hoy he vuelto a llorar... de pequeña, mi abuelita que era y será siempre mi mamá-vieja, me cogia con sus manos y me envolvía... papá-viejo, ¿recuerdas que siempre llevaba en los bolsillos caramelos de eucaliptus, y a veces de miel y limón? y ella olía a caramelo, su piel blanca y su olor a cariño.
Quiero atarte con cadenas a mi vida, y que no te vayas.
Quiero seguir hablando contigo, y, me gustaría verte más, pero, las cosas son difíciles, pero a ti, que te voy a contar... cuanto sabes!!!

Quiero volver a corretear por vuestra casa (que ya no teneis), por aquel suelo verde antiguo, salir a la terracita y jugar con las pinzas de madera de la ropa, sentarme encima de la lavadora mientras contemplaba vuestro canario cantar y todas las flores de mamavieja... cómo le gustaban las plantas...
Quiero ser tu niña, vuestra niña para siempre... siempre habeis velado por mi.
Voy a suplicar a la vida, que te deje llegar a los 100, y te deseo suerte y ánimo, fuerza y corage (que tienes de eso para dar y vender), y la verdad, es que espero volver a escribirte, porque no he dicho ni la mitad de lo que me gustaría, pero, ya sabes, como siempre, una va con un reloj cronómetro, y son pasadas las 12 de la noche y es hora de descansar...

Te quiero.
Gracias.
Y feliz 95 cumpleaños!!!!!!

2 comentarios:

Helena de Troya dijo...

Jo María qué bonito...con las lagrimillas y to aqui en la oficina leyendote.
Que bonito poder tenerlo asi y sentirlo asi, como a un abuelo. yo por desgraica no he sentido asi a mis abuelos. A los de mi madre no los conoci, ni ellos a mí. Se perdieron la noticia de: "llega una niña a la familia" entre otras cosas. Y por el otro lado, mis otros abuelos, sí tengo buenos recuerdos de cuando íbamos a verlos alli a casa de mi tia...pero no era lo mismo.
Y ahora veo a mis padres, ser abuelos, abuelos de esos buenos como el tuyo, que les contaran historietas a los niños, les ayudaran en el cole y en la vida, como ya lo estan haciendo. Y las historias que nos cuenta mi padre de "sus" tiempos, se las contaran a tus niños a los que tendre yo...en fin LA VIDA, con mayusculas y con alegria.
Muy bonita tu entrada. Besos

Yoli dijo...

Si niña!! Emociona demasiado... Yo como Mary aquí en la oficina leyéndote y secándome las lagrimas...
Que suerte tenemos a veces ¿verdad? estar junto a la persona que más cariño te puede demostrar... Que te cuente y recuerde tanto con su edad tiene que ser maravilloso... Ojalá los tres abuelitos que me quedan a mi(uno no pude conocerlo, mi abuelo paterno, aunque sé que si lo hubiera hecho, hubiera sido mi gran regalo de la vida, SEGURO) aguanten todo lo que aún les queda con tanta fortaleza como el tuyo. Es increible lo que la vida puede llegar a darte.
Muchas felicidades a tu abuelo y que cumpla muchos más!!!

Besos a todos los abuelos!